El ajolote es una de las especies endémicas mexicanas más asombrosas de todos los tiempos. En la actualidad, es posible encontrarlos en los lagos de Xochimilco, Tláhuac y Chalco en la Ciudad de México.
Su nombre viene del náhuatl “Axolotl”, que significa “monstruo de agua”. Tiene ojos pequeños, piel lisa, cuerpo alargado, tres pares de branquias que le salen de la cabeza, básicamente parece un renacuajo gigante con patas y cola.
Puede medir hasta 30 centímetros pero su tamaño promedio es de 15. Generalmente son de color café o casi negro, aunque en cautiverio existen variaciones claras y albinas, como el llamado ajolote rosado o dorado.
Aquí te presentamos una entrevista que hicimos en la UNAM con los especialistas en esta hermosa especie sobre los proyectos de preservación del ajolote.
En la época del Imperio Azteca eran considerados la reencarnación del Dios Axólotl, hermano mellizo de Quetzalcóatl. Y se utilizaba como alimento, medicamento y hasta en rituales ceremoniales.
Una de sus características más impresionantes es que es el único animal vertebrado capaz de regenerarse. Si pierden alguna de sus partes, regeneran sus huesos, músculos, nervios, ¡todo!, en cuestión de semanas.
Otra de sus particularidades que ha dejado boquiabiertos a los científicos es que, el ajolote cuenta con 32 mil millones de pares de bases de ADN. ¡10 veces más que el humano!
Varios grandes escritores han plasmado a esta fantástica criatura en sus cuentos y demás escritos. Julio Cortázar les dedicó el cuento Axolotl y Octavio Paz los menciona en su poema Salamandra.
Tristemente, no todo es color de rosa, desde el 2006 se encuentra en la categoría de Peligro Crítico de Extinción. La pesca ilegal, la contaminación, el aumento de la población en la CDMX y hasta el hecho de que es atrapado para cocinarlo y venderlo como un platillo exótico son las causas por las que, por desgracia, el ajolote mexicano se encuentra en serio peligro de desaparecer.
Afortunadamente, existen varios proyectos y grupos que tiene como finalidad rescatar a los ajolotes, tales como el Refugio Chinampa del cual ya hablamos anteriormente. Por nuestro lado, hagamos todo lo posible por no contaminar el hábitat de esta pequeña especie.
¡Salvemos al ajolote!