Boleros, sones, huapangos, rancheras y mariachi, todas estos géneros mexicanos no serían lo mismo sin el instrumento que les da vida: la guitarra, y existe en Michoacán un pequeño pueblo lleno de artesanos cuya especialidad es justo esta: Paracho.
La guitarra y los instrumentos de cuerda llegaron a nuestro país desde Europa y fue Vasco de Quiroga, el llamado protector de los indígenas, quien encomendó al pueblo de Paracho la elaboración de instrumentos de madera como el violín y el laúd, aprovechando que estaban rodeados de bosque maderables y que los habitantes tenían habilidades con este material.
En el siglo XVIII surgió la guitarra de seis cuerdas y los artesanos de Paracho empezaron a fabricarla con tanta maestría que estos instrumentos adquirieron fama internacional. Poco tiempo después la guitarra ya era parte de la cultura mexicana y ahora no nos imaginamos un grupo musical sin una.
En Paracho hay más de 400 lauderos artesanos y desde que entras vas a toparte con tiendas que venden estos instrumentos. Se elaboran principalmente cuatro tipos de guitarras: la clásica, la flamenca, la popular y la texana, pero también se hacen violines, laúdes, contrabajos y hasta ukuleles e instrumentos de juguete, todo con maderas de la más alta calidad ya sea del bosque michoacano o importadas desde Brasil, India o Estados Unidos.