En el Desierto de los Leones no hay leones, ¡ni es desierto!

El Desierto de los Leones es uno de los principales pulmones de la Ciudad de México y con 1,866 hectáreas de extensión forma parte del Eje Neovolcánico Transversal y cuenta con el convento más antiguo de nuestro país. En 1917 fue declarado Parque Nacional y desde entonces se trabaja para protegerlo y conservarlo.

Este lugar no tiene nada de desierto, y tampoco hay leones, este parque nacional está en un monte cubierto de bosque de encino, oyamel, cedro, ciprés y pino, y cuenta con una gran biodiversidad, sobre todo de aves que vienen a pasar temporadas en este recinto tan tranquilo.

Pero no todo es bonito, desde hace tiempo en el parque hay oyameles que han estado muriendo, incluso hay espacio a los que les llaman “cementerios” porque sólo quedan los troncos muertos. Esto se debe a la contaminación del aire que viene desde la Ciudad de México, causada por emisiones de autos e industrias.

Afortunadamente hay personas que trabajan para su recuperación, unas de ellas son Alicia Mastretta y Verónica Reyes, ambas biólogas que se dedican a recolectar genes de oyameles que se han adaptado o están soportando mejor a las condiciones del aire, la idea es reproducir estos árboles para poder reforestar el Desierto de los Leones.

La reforestación de estas áreas, además de ayudar a los bosques, significa una mejor calidad de aire para las zonas colindantes y considerando que la CDMX tiene un aire bastante tóxico, todos los habitantes podrían respirar un aire más limpio.