El Monumento a la Revolución es un lugar icónico de la capital mexicana, en él se encuentra la historia de uno de los movimientos más importantes del país, la Revolución Mexicana, suceso que nos marcó y por el que hoy somos una nación libre.

Pero ¿sabías que en realidad este edificio iba a ser el Palacio Legislativo? Sí. En serio. Fue Porfirio Díaz quien emitió una convocatoria para este proyecto que inició su construcción en septiembre de 1910.

Sin embargo, la revolución lo cambió todo, la construcción se suspendió debido a las luchas revolucionarias. Fue hasta 1933, con la propuesta del arquitecto mexicano Carlos Obregón, cuando se reanudó la construcción.

Para este entonces, la idea original se había esfumado. Obregón aprovechó la parte de la cúpula que ya estaba avanzada para crear un monumento al movimiento revolucionario que acaba de terminar. Fue así como resultó el arco que todos conocemos.

El edificio cuenta con una cúpula de cobre, cuatro esculturas en las esquinas obra del artista Oliveira Martínez, que representan la independencia, las leyes de reforma, las leyes agrarias y las leyes obreras.

También es un mausoleo, este monumento alberga los restos de personajes históricos de la revolución, como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa y Lázaro Cárdenas.

Mediante un elevador de paredes de vidrio puedes subir al mirador donde podrás apreciar la vista panorámica de diferentes puntos de la ciudad. Y en su explanada se instalaron fuentes que son la atracción de grandes y pequeños.