Para este frío que ya empieza, nada como un atole con un pan dulce, un tamal, o lo que sea. Esta bebida reconfortante tiene sus orígenes en la época prehispánica y ha venido evolucionando sin perder su esencia.
El atolli original se preparaba hirviendo la masa del maíz e agua hasta que espesaba y agregando cacao, chiles y miel de abeja para darle su sabor. Hernán Cortés lo menciona en sus Cartas de Relación como una bebida energética.
La receta típica del atole es harina de maíz y azúcar en agua o leche y ya después se le fueron agregando especias y saborizantes como cacao, vainilla, canela, piloncillo, anís y flor de azahar. Ahora podemos encontrar de muchos sabores: cajeta, canela, nuez y si le agregas chocolate, tienes champurrado.
Su nombre viene del náhuatl atolli y significa “aguada”, refiriéndose a la masa aguada y cada región tiene su forma de prepararlo pero el atole blanco es el original y es la base de todos. ¿Cuál es tu favorito?