Valladolid, en Yucatán, es un pueblo mágico que te envuelve en sus contrastes coloniales y prehispánicos, lleno de historia y que además es un punto clave para viajar a conocer otros lugares del estado.
Fue fundada en 1543 al tomarse la ciudad maya de Zací y años después fue el escenario de una de las pocas victorias mayas sobre los españoles: en 1848 la ciudad fue tomada de forma violenta por un grupo de mayas y fue sitiada por tres meses; al final la población española tuvo que huír y muchos de ellos murieron. El poblado estuvo sitiado y fue abandonado por nueve meses antes de que los españoles regresaran.
El centro de la ciudad está lleno de hermosos edificios coloniales, entre ellos la Plaza Principal, la Catedral de San Gervasio, el Museo de San Roque y el Mercado de Artesanías. Puedes recorrer el pueblo en bicicleta, sólo que tendrás que hidratarte bien porque casi siempre hace mucho calor. Si caminas un poco más llegarás al Mercado en donde puedes comprar algunas artesanías, productos de la región y comida deliciosa y muy barata.
Uno de los mayores atractivos de la ciudad es el cenote Zací, maravilla natural de 28 metros de diámetro y con una profundidad que va de los 25 hasta los 100 metros. Para acceder entras por un túnel a una caverna con raíces, estalactitas y plantas colgantes y sigues el camino que desciende rodeando el cenote, en donde hay varios puntos desde donde los clavadistas más osados pueden echarse un clavado a las aguas turquesas de Zací.
Si ya estás por acá, también puedes darte la vuelta a lugares cercanos como la zona arqueológica de Ek Balam y los cenotes Xkekén y Samulá. ¿Ya conoces estas partes de México?