Es verdad, aquí en México los caballos se extinguieron mucho tiempo antes de la llegada de los españoles, pero cuando los trajeron de nuevo y los empezamos a montar nació el deporte mexicano por excelencia y con él una estampa del mexicano que todo el mundo reconoce: el charro.
Al principio sólo los españoles y criollos podían montar a caballo, pero cuando necesitaron que alguien más hiciera la chamba de arriar ganado, dejaron que los mestizos e indígenas se montaran también. Estos dominaron rápidamente el jaripeo y fue evolucionando hasta que en Jalisco nació la charrería como tal.
La charrería es la combinación mexicana de la equitación, el jaripeo y la ganadería y además de un deporte nacional, es una forma de arte. En los Lienzos Charros se hacen Charreadas o Jaripeos, en donde el charro, con su traje elegante y montado a caballo, demuestra las “suertes” y compite para ver quién lo hace mejor.
Y aquí las mujeres no se quedan fuera, ya que ellas también, vestidas de Adelitas, demuestran sus habilidades ecuestres: ellas son las escaramuzas, y son grupos de chicas a caballo que hacen rutinas coordinadas impresionantes.
Actualmente hay escuelas en donde te puedes preparar para ser escaramuza o charro hecho y derecho, y la tradición de las Charreadas sigue más que viva y, desde el año pasado, la charrería fue nombrada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.