El juego mesoamericano por excelencia

Sí, adivinaste, hablamos del juego de pelota

En tiempos antiguos existía un juego que más que juego era ritual y que se practicó desde el norte de lo que hoy es Arizona hasta Nicaragua. Así es, hablamos del juego de pelota, también llamado tlachtli o ollamaliztli en náhuatl y pok-ta-pok en maya.

El juego de pelota fue uno de los rituales más importantes en el continente americano y lo sabemos porque en casi todos los sitios arqueológicos grandes encontrados hay una cancha, hasta hace poco se contaron cerca de 2,000 y seguimos buscando. La cancha más antigua se ha encontrado en Chiapas y data del 1,400 a.C. y la más grande y famosa es la de Chichén Itzá.

 

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Para jugar se necesitan cinco jugadores para cada equipo, una pelota de hule y una cancha. Depende de la zona y la época, se jugaba con los codos, caderas, rodillas o glúteos, su forma más popularizada fue con las caderas en el centro y los codos en el sur.

Los jugadores usaban protecciones hechas de cuero para las manos, la cabeza, los codos y rodillas, la cadera y una especie de faja, también usaban sandalias y algunas veces tocados.

 

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La cancha simbolizaba las dualidades, la luz y la oscuridad, el día y la noche, una pelea entre las fuerzas opuestas del universo. La pelota representaba al sol y la idea era pasarla a través de un aro de piedra ubicado a los lados de la cancha, aunque también se podían anotar puntos si se llevaba la pelota al otro lado de la cancha, si se tocaba el aro o si se “quemaba” a otro jugador con ella. El aro fue una adición tardía al juego, pero es la versión más popularizada.

 

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Según quién te lo cuente, dicen que los ganadores o los perdedores eran sacrificados, pero los sacrificios no son solamente eran ofrecer tu corazón latente, también se ofrecían unas gotas de sangre de una cortada hecha con obsidiana, ayuno del día anterior, o algo material.

El juego de pelota, a pesar de ser una ceremonia ritual y sagrada, se jugaba también de manera informal entre los pobladores y hoy en día se está rescatando este juego tradicional en varias partes del país.

 

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Este juego sigue más vivo que nunca, con equipos en diferentes estados de la república y en el extranjero. De hecho, hasta hay campeonatos nacionales: en el 2017 se realizó en Teotihuacán. Y si tienes ganas de jugarlo, a mediados de año se inauguró en Azcapotzalco la primera cancha moderna a donde puedes ir a aprender y entrenar. Es sin sacrificio.