Estampa de la Gran Tenochtitlán

Capital del Imperio Mexica

La ciudad mesoamericana por excelencia fue Tenochtitlán, lugar donde abundan las tunas, la capital del Imperio Mexica. Pero antes no había fotos, tampoco muchas pinturas o imágenes sobrevivieron, ¿cómo era esta metrópoli?

Para empezar, se estima que había entre 100 y 150 mil habitantes a la llegada de los españoles, pero se ha hablado hasta de 700 mil, esto puede ser incluyendo las zonas aledañas o comunidades bajo el yugo mexica.

Tenochtitlán fue fundada en un islote en medio del lago de Texcoco pero se fue ampliando por medio de chinampas, por eso ahora casi no queda lago. Estas chinampas además eran el método de cultivo favorito, permitiendo tener hasta siete cosechas al año.

La metrópoli estaba dividida en cuatro sectores: Moyotla al suroeste, Cuepoan al noroeste, Aztacalco al noreste y Zoquiapan al sureste. Estos a su vez estaban divididos en barrios o calpultin divididos en tlaxilacalli.

Cada barrio contaba con su escuela gratuita, el telpochcalli, donde los jóvenes aprendían historia, valores y normas de la sociedad; si eras hombre te tocaba aprender a pelear y si eras mujer, la labores domésticas, entre otras cosas. Además existía la cuicalli, donde se aprendía el canto y la música.

En el centro de la ciudad, actual Centro Histórico de la Ciudad de México, era donde estaba el corazón de la Gran Tenochtitlán. Había 78 templos y estructuras dedicadas al culto religioso y la más importante era el Templo Mayor, que para la llegada de los españoles en 1519 tenía 45 metros de alto y siete etapas constructivas. Todos los templos y la mayoría de las construcciones estaban hechos de cal y canto, recubiertos con estuco y pintados con diferentes colores.

Había grandes avenidas que comunicaban la ciudad con tierra firme y algunas de ellas aún existen: Pino Suárez, la Calzada México-Tacuba y la Calzada de los Misterios, pero había cinco en total.

Así que ya sabes, mientras en Europa se morían por no bañarse, acá teníamos una de las ciudades más fregonas del mundo. Lástima, Margarito.