No quiero oro, ni quiero plata…

¡Yo lo que quiero es romper la piñata!

Ya se acerca la época de posadas y un must de estas fechas son las piñatas, ¿a poco no era la parte más divertida de las posadas cuando estabas chavito? Si hasta de grande te avientas por unos cacahuates y dulces.

La piñata tradicional es la de siete picos y está llena de simbología churriguresca que te vamos a contar, pero primero, dato importante: en México ya había una suerte de piñatas cuando los españoles llegaron.

 

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Los pueblos mesoamericanos tenían una tradición parecida para estas fechas, celebrando el nacimiento de Huitzilopochtli el 21 de diciembre: adornaban un cántaro de barro con plumas y dentro ponían pequeños tesoros, al romperse la “piñata” estos caerían a los pies de su dios como ofrenda.

 

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Los españoles aprovecharon la coincidencia de esta celebración con su Navidad e introdujeron la piñata de picos, que se hacía con una olla de barro, con todos sus elementos:

Siete picos: simbolizan los siete pecados capitales
– Colores brillantes: vanidades y tentaciones
Venda en los ojos: fé ciega
– Palo para pegarle: la fuerza para vencer el mal
Dulces o contenidos: bendiciones por ganarle al pecado
– Vueltas antes de pegarle: 33, los edad de Jesús al morir

 

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Poco a poco esta tradición piñatera se volvió nacional y todos querían una piñata en su posada. Ahora puedes encontrar piñatas de todos los colores y formas, desde una lata de cerveza hasta la princesa de moda.