Así se le conoce a San Cristóbal de las Casas, y quien ya lo visitó no me va a dejar mentir. Esta ciudad colonial del siglo XVI tiene algo que hace que quieras volver, volver, volver. Tal vez es su encanto colonial, la convergencia de la tradición maya y la modernidad, o su cercanía con maravillas naturales.

Entre neblina y bosques de pino y encino, San Cristóbal de las Casas te va a llevar a otra época. Su arquitectura colonial se ve reflejada en sus diversos templos, el más importante es la Catedral dedicada a San Bartolomé de las Casas, principal defensor español de los indígenas. También está el Templo de Santa Lucía y el de San Cristóbal Mártir.

Mientras recorres sus hermosas calles puedes hacer varias paradas a comprar alguna artesanía local o tomar un café chiapaneco. El Museo del Ámbar, el Museo Mesoamericano del Jade y el Museo y Chocolatería Cultural Kakaw son unas buenas opciones para aprender sobre los materiales utilizados aquí desde tiempos en que los tzeltales y tzotziles habitaban por estas tierras.

No te vayas sin visitar su mercado, alma de la ciudad, donde podrás encontrar todos los elementos típicos de la gastronomía local. En San Cristóbal encontramos platillos que son una mezcla de elementos prehispánicos con cocina europea como embutidos.

Lo que tienes que probar aquí son la sopa de pan, los tamales de azafrán, asado chiapaneco y el guajolote en mole. Para el postre puedes comer un pan coleto, amaranto, caramelos de miel, trompadas o turrón y no puede faltar una buena bebida ya sea caliente, como un café, un chocolatito caliente, o un champurrado o si prefiere una cervecita dulce o un trago de mistela o pox.