Tonantzin significa “nuestra madre” en náhuatl, la mamá de todo lo que existe y se le llama así a las principales deidades femeninas, algunas veces se le refiere así a Coatlicue, a Cihuacóatl, a Chicomecóatl, Tonacacíhuatl y otras a Omecíhuatl.
Antes de la llegada de los españoles había un templo para la diosa Tonantzin en el cerro del Tepeyac. Decían que esta diosa muy venerada por los mexicas se aparecía como una joven vestida de blanco y siempre era una sola persona la que la veía.
Tan solo diez años después de la conquista fue cuando el mito de Juan Diego empezó. Un indígena subió al Tepeyac y se le apareció la virgen en tres ocasiones, pero esta era una virgen morenita, como nosotros. Aw, qué coincidencia ¿no?
En realidad Juan Diego se refirió a la aparición como Tonantzin, pero los españoles eran expertos en usar los espacios y referentes religiosos para ligarlos a los católicos y fue lo que hicieron aquí.
Buscaron referentes de vírgenes con similitudes a Tonantzin y armaron una Virgen nueva muy mecsican y aunque por muchos años los indígenas le siguieron llamando por su nombre original, eventualmente caímos y tomamos como estandarte a Lupis.
Y ahora cada 12 de diciembre miles de fieles van a Basílica a adorar a la Virgen de Guadalupe, ¿o es a Tonantzin?