El amaranto: Chiquito pero poderoso

¡Rico en proteínas!

Cultivado de forma extensiva por los aztecas, los mayas y otras culturas precolombinas desde tiempos ancestrales, el amaranto es uno de esos alimentos chiquitos pero poderosos.

También conocido como “alegría”, el amaranto se conocía entre los nahuas como huatli y se cree que se cultivaba desde hace unos 6 mil años. De la planta usaban tanto sus hojas, que son quelites, como las semillas, con las que se hacía una harina usada entre otras cosas para amasar “estatuillas” de amaranto con figuras divinas.

 

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Junto con el maíz, frijol, calabaza y chile, el amaranto formaba parte de los cultivos más importantes y a la llegada de los españoles su producción fue penada por el uso religioso que se le daba.

Las semillas de amaranto son ricas en proteínas y se recomienda su consumo en mujeres embarazadas y lactantes, así como en niños pequeños, es rico en lisina, calcio, hierro, fósforo y carotenoides.

 

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Hoy día el amaranto sigue estando muy presente en nuestro país, se cultiva principalmente en la CDMX, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala. Lo comemos sobre todo en “alegrías”, esas ricas barritas de amaranto con miel, pero también se usa como complemento alimenticio y se lo puedes poner a tu licuado matutino.