En el norte de la península yucateca habita un ave majestuoso y de peculiar color: el flamenco rosado.
El color de esta ave en peligro de extinción va desde un rojo intenso hasta un rosa bebé y se debe a su alimento. What? Así es, los flamencos no nacen rositas, al nacer son blancos, grises o marrones y es cuando empiezan a alimentarse que su plumaje cambia de color.
Esto se debe a su dieta rica en carotenoides, presentes en los crustáceos, algas y bacterias que se comen, que les dan colores rosas, rojos y naranjas. ¿Conoces Ría Celestún? Es una laguna en el norte de Yucatán que parece tener agua rosita, es casa de flamencos y es de ese color por la misma razón que ellos.
Los flamencos (no flamingos, ese es su nombre en inglés) fueron llamados “mecos” por los mayas y han habitado la península desde antes de que llegaran los humanos. Les gustan los climas cálidos y viven en comunidades grandes en costas de poca profundidad.
En algunos lugares de la península están bien establecidos y se pueden ver todo el año, pero cuando más población hay es en los meses de mayo y junio, cuando llegan a las costas calientitas del Caribe para reproducirse.