Uno de los utensilios de cocina prehispánica más importantes y que prevalece hasta nuestros días es el metate, un rectángulo de piedra para moler, que se ayuda de un metlapil, el moledor manual de piedra.
El metate casi siempre es de unos 50 cm de largo por 30 de ancho y está fabricado con un pedazote de piedra volcánica tallada con un cincel, marro, pico y piedras hasta obtener esta superficie semi plana junto con sus tres piecitos, la base. El metlapil se hace igual y al final se pasa la mano sobre el metate para que agarre la forma.
Esta súper herramienta se usa principalmente para moler el grano del maíz, semillas diferentes y chiles, potenciando los sabores debido al fino molido que les da. Para usar el metate es necesario hacerlo en el piso, de rodillas y apoyando todo el peso sobre el metlapil para apachurrar todos los ingredientes.
Algunas recetas que puedes preparar con tu metate son: tortillas, obvio, mole, salsas de muchos chiles, harinas de trigo o amaranto y hasta pasta de chocolate.
Así que es hora de rescatar su uso: vas a hacer comida y salsas bien chidas, te vas a ejercitar y por su material tan resistente se lo podrías heredar a tus hijos.