Después de unas horas manejando y unas quesadillas en la carretera llegas a Hierve el Agua, pero no parece que sea nada del otro mundo. Entras al parque y después de una caminata bajo el sol ¡pum! cascadas que parecen paradas en el tiempo y una vista impresionante.

Pero espera, las cascadas sí están paradas en el tiempo… Así es, en Hierve el Agua hay un sistema de cascadas petrificadas formadas desde hace miles de años por el escurrimiento de agua llena de minerales. El sitio cuenta con dos cascadas que miden 12 y 30 metros de alto y se conocen también como cascadas de sal.

Además de contemplar el asombroso paisaje puedes chapotear en alguna de sus fosas naturales o en la fosa artificial, todas llenas de agua tibia del manantial que se encuentra en la cima.

Este lugar también tiene historia, pues era un lugar sagrado para los zapotecos, quienes construyeron sistemas de riego y terrazas hace más de 2,500 años. Este sistema de riego es único en México y si pones atención puedes ver canales por todo el sitio.

HIerve el Agua es un lugar único, su contraste de los colores terrosos, la sal y las aguas turquesas te van a dejar con la boca abierta, nada más que aguas, porque las barrancas están altísimas, suerte con el vértigo.