El Peyote: Persiguiendo al venado azul

El cactáceo mágico

Hay muchos mitos alrededor del peyote y en los últimos años su consumo se ha empezado a ver como algo recreativo más que lo que es: algo ceremonial. La planta ahora se encuentra sujeta a protección especial ya que su consumo descontrolado y su largo periodo de crecimiento ha causado que su población disminuya.

Esta planta de la familia de las cactáceas es endémica de México y se encuentra en las regiones desérticas de Chihuahua, Coahuila, Durango, Nayarit, Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas. El principal ingrediente psicoactivo que contiene es la mescalina, pero tiene 55 sustancias más.

 

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El peyote tiene una larga historia de tradición entre los pueblos originarios, sobre todo con los huicholes, quienes tienen autorización para consumirlo y transportarlo. Ellos le llaman hikuri, el venado azul.

Cuenta la leyenda que el peyote fue descubierto por este pueblo cuando, después de varios días de buscar alimento vieron un venado al que persiguieron. Este venado los llevó a Wirikuta y desapareció ofrendando su vida y convirtiendo sus huellas en peyotes. Los huicholes se alimentaron con esta planta y vieron que sanaron sus enfermedades y su espíritu.

 

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El pueblo huichol, o wixákira, realiza una peregrinación anual al desierto de Wirikuta, en Real de Catorce, durante la cual se hace una cacería ritual del venado azul para pedirle lluvias y salud al venado.

Si tienes la oportunidad de ir de cacería del venado es importante que tomes en cuenta que es un ritual sagrado. Al primer peyote que encuentres debes dejarle una ofrenda y al segundo es importante pedirle permiso antes de cortarlo, además de sólo tomar la cabeza cuidadosamente, pues la raíz tarda hasta 15 años en desarrollarse.